Si eres emprendedor, debes haber escuchado la frase “no puedes hacerlo todo tú, tienes que delegar”.
Fácil decirlo. Llevarlo a la práctica significa caerte a coñazos contigo mismo, y a veces, con los demás.
Te voy a contar sobre mi proceso.
Las circunstancias me obligaron a delegar.
Si tú quieres que tu negocio crezca 🚀 y no dependa única y exclusivamente de ti: delega 😬
Delegar no es entregarlo y que sea lo que Dios quiera. NO 🚫
En mi experiencia, delegar supone otros dos elementos: registrar y confiar.
Cuando emprendes, tras ensayo y error, vas adquiriendo experiencia y entendiendo cuál es la mejor forma de hacer las tareas.
Ese proceso de aprendizaje que lo vuelve más eficaz debes registrarlo (escrito, voz, video) de alguna forma. Debes sacarlo de tu cabeza. Tiene que tener forma no-abstracta. Existir en la realidad que compartimos con otros para que puedan verlo y entenderlo.
Un registro de tus procesos te ayuda a mejorarlos cada día porque puedes medirlos.
Después que tu registro de procesos está limpio y eres consciente del porqué de cada cosa que haces, podrás entregar y comunicar lo que quieres a otros para que hagan el mismo trabajo, con el firme objetivo de obtener el mismo resultado, sin importar quién lo haga.
Sí, es tu tarea que el otro lo haga exactamente igual a ti.
La Oro de 2016 tenía la -errónea- creencia de que nadie podría enrollar un tequeño como ella, hasta que llegó el día en que sus dos manos no eran suficientes y le enseñó a su mamá y luego a su socia y después de un tiempo con un contexto más complejo que la empresa pedía más manos tuvo que entrenar a ocho personas más.
Para las explicaciones recurrí a mis registros en video. Tuve que prestar atención a cómo lo hacía y traducirlo en instrucciones sencillas, mientras más detallada y precisa en las palabras era, el resultado obtenido mejoraba. De hecho, pude evidenciar cómo la curva de aprendizaje se hacía más pequeña conforme le enseñaba a alguien nuevo. La primera persona que entrené demoró semanas en llegar al resultado deseado, la última persona en una semana ya había alcanzado el objetivo.
Preparé e impartí una clase express de 10 minutos con pizarra y marcador en #LaFabricaTLR. De las tres clases, la última fue la mejor, las fui puliendo y escogiendo con pinza las palabras.
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Escuchar a un emprendedor decir que “es que nadie lo hace como yo” y señalando al otro como un problema siento desazón.
El problema no es el otro sino tú que no has entendido que necesitas de esa persona para crecer, ese colaborador es un aliado a quien necesitas darle la oportunidad: entrenarlo, enseñarle, mostrarle con peras y manzanas qué es lo que quieres lograr para que se monten en la misma balsa y la remen juntos.
Luego de que mi registro de procesos estuvo listo, asimilado y de que abrí mi mente a la posibilidad de transmitir lo que sabía vino la parte de confiar en otros.
Para delegar tienes que demostrarle a tu aliado que vas a entregarle una responsabilidad importante para ti y confías en que lo hará igual o mejor que tú.
[PARÉNTESIS. No hay cosa que pueda satisfacer más que encontrar a alguien que haga un trabajo más esmerado del que tú le enseñaste. ¡Y si no te abres a esa posibilidad no vas a poder sentirlo, ni vivirlo!]
Te aseguras de que tu aliado te haya entendido, lo acompañas en su proceso de aprendizaje, aplaudes cuando lo hace bien y corriges de a poco hasta llegar a la perfección que apuntas. En la medida en que lo hace va también desarrollando un criterio propio importante que es valor agregado, otra cabeza que suma, aporta y cuestiona.
Es un triángulo equilátero donde sitúo registrar en la punta. Ya sabes que registrar, además de grabarte o saber lo que haces es también traducirlo en instrucciones, en un manual, hacer consciente de cada mínima cosa que haces y saber el porqué.
Después de este paso más importante podremos bajar a “confiar” y finalmente “delegar”. Ambas las pongo en el mismo nivel porque es bidireccional, se retroalimentan. En la medida que confíes en tu aliado su autoconfianza se alimentará y entenderá su importante trabajo para la empresa/emprendimiento, tendrá una noción más clara de la responsabilidad entregada.
¿Por qué delegar? Porque un dueño de negocio se dedica a desarrollar planes estratégicos de crecimiento: búsqueda de clientes, reinversión, desarrollo de productos, nuevas líneas de ingreso, alianzas con marcas o planes de expansión. La parte operativa no es lo que hace crecer tu negocio, por eso es necesario entender el porqué de delegar.
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